7 sept 2012

La cuidadora de cactus

Tres de picos pardos




La cuidadora de cactus, que era una cactus ella misma al fin y al cabo, llevaba una vida muy triste.
Con su hirsutismo le resultaba difícil besar sin pinchar y eso limitaba bastante su existencia. No es que no se pueda vivir sin besar, claro, todo el mundo lo sabe, pero se hace más insoportable y ella estaba decidida a cambiar su destino, su sino y a pensar en "a ver si atino".
Así que se tomó muchas hormonas amigas de la suavidad, la melosidad y la lampiñez.
Se pasó varios años yendo a hacerse láser, bueno el láser se lo aplicaba un médico encantador que era como su psicoanalista, mientras él asesinaba los pelos de ella sin piedad, la cuidadora de cactus le contaba su vida, y él daba un toque de humor a sus comentarios pensando en la longitud de onda y la frecuencia del láser que tenía que utilizar a modo de arma del crimen piloso. Ella sonreía con todos los dientes en una posición bastante ridícula, pero sintiéndose consolada, mientras iba siendo desparasitada de su lacra.
Cuando la cuidadora, después de quedarse sin cash, por fin se quedó sin pelos, bueno sin los que son políticamente incorrectos, decidió seducir a alguien.
Esa tarea ya fue más complicada, porque no tenía muy claro qué era lo que quería, sólo sabía que no sabía nada y le invadía una peligrosa noción de lo que no quería, tan limitante como su hirsutismo.
Así que se fabricó unas bragas de fantasía.
La mayoría de las mujeres interesantes llevan bragas con encaje o blonda, pero ella decidió ir más allá: cogió unas bragas del siglo XVII de antes de hincharse como una foca en la era de las patatas fritas y los colacaos, es decir, unas bragas de cuando era persona, cosió un espumillón en la cintura y un par de bolitas de Navidad en las caderas.
Estaba monissssma monissssma de la muerte.
Además había estado yendo a clases de la danza del vientre durante un par de años, claro, de todos es conocido que más que danza del vientre en la mayoría de los casos todo queda en danza de barriga o en un hulahop de mercadillo, pero ella estaba muy concienciada con la ilusión de que el mundo iba girando a sus pies mientras ella andaba dándole unas cuantas vueltas de tuerca a su cabeza, con riesgo de asfixia inminente.
Venciendo una timidez que estaba a punto de caramelo para romperse, salió de marcha con un par de amigas tan impresentables como ella:  la una cuidadora de maíz devorador de muesli macrobiótico y la otra cuidadora de vecinas.

La policía las está buscando a las tres.
No nos han querido hacer comentarios acerca de cuál fue el delito y cuáles fueron los hechos desencadenantes y concatenantes, ya que es un asunto bajo secreto de sumario, sólo se sabe que fue hallado el cuerpo del delito y que sólo era capaz de comunicarse con símbolos de runas célticas y que estaba empanado en una especie de alucine jamás visto antes en ningún medio de comunicación.

Los cactus de la cuidadora tienen sed y están quedándose sin pinchos, están a merced de cualquier depredador desalmado.
Amigos, os incito a que vengáis a rescatarlos.

http://ligadeamigosdeloscactusabandonados.org/

5 comentarios:

  1. A ver si levantan pronto el secreto del sumario y podemos enterarnos de todos los pormenores - estoy es ascuas -, porque además ese enlace kilométrico que has puesto ha debido perder algún enlace por el camino.
    Me alegra leerte de nuevo, y o te hagas tanto de rogar.
    Un beso

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  2. A mí me da repelús ir a rescatar cactus... Que una noche soñé con cactus asesinos y todavía se me ponen los pelos como púas!

    Qué bueno, Xriss. La primera parte es genial. Un beso depilado.

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  3. Estupendo relato, una vez más. Y como casi siempre, me he reído con gusto, procurando no pincharme. Saludos

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  4. Me parto. Seguro que has instituído un premio para el primero que NO sea un capullo y NO pinche en el link cactusabandonaospuntoorg. Que no lleva a ningún lao, claro. Eres genialiciosa.

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  5. ¡Bingo!, joe, el premio pa tí. Lo siento por los demás.

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