18 nov 2008

Confieso: He conducido


He pecado, sí señor, y con muchas ganas y con mucho gusto: me he montado en el coche, mirando a los lados a ver si alguien me veía, y me he zampado otra vez unos cuantos kilometritos.
Empiezo a pensar que voy a tener que acudir a algún grupo de adictos al camión. Como siempre he tenido algo de pelo en el pecho, no me resultará difícil.
"Hola, me llamo xrisstinah de las marías y soy adicta a la rueda"
"hola, xrisstinah", "te queremos xrisstinah", "no estás sola xrisstinah", "te sienta muy bien esa camisa de franela a cuadros, xrisstinah".
Mis amigos y familiares ya han decidido pasarse a la bici, en solidaridad. O eso dicen. Ya veremos.
Me acuso de haber disfrutado del volante con la misma emoción que la primera vez que me subí a la noria. Pero no volverá a suceder. Bueno ya veremos también, que mis propósitos de la enmienda siempre han sido algo relativos. Y en caso de volver a recaer, la próxima vez cogeré por el camino a algún autoestopista para que me dé la paliza contándome su vida y me robe la cartera (con el carnet de conducir dentro, por supuesto). Siempre he sido muy refinada en mis autocastigos.
"Hola compañeros, he vuelto caer, he vuelto a darle al cambio de marchas, no merezco ni que me miréis a la cara".
"todos somos humanos, xrisstinah", "todos somos débiles", "apúntate a un taller de pintura en tela, eso te hará mucho bien y se te pasarán las ganas de pisar aceleradores", "te queremos xrisstinah, aleluya, aleluya"
Me he apuntado a un curso de patrón de embarcaciones de recreo.
Es que siempre me ha gustado llevar un poco la contraria.
Espero no pasarme al ron.

9 nov 2008

¿Y por qué mudarse?


Eso, ¿y por qué mudarse?, aparte de para escapar de mis acreedores y enemigos, me he mudado para escapar de la carretera, pero me han salido ruedas en la retaguardia y ya no me las puedo quitar. Es cierto que el hombre desciende del mono, pero algunos hemos evolucionado a otro nivel biológico y compartimos rasgos genéticos con el camión. Me ha crecido hasta un calendario porno en la frente, tenéis que creerme, ya sabéis que yo jamás os mentiría. Lo de que mi voz suene algo a bocina ya me lo advirtieron mis amistades hace tiempo, pero yo desoí sus consejos de que debería acudir al psiquiatra, al foniatra, al endocrino o al taller de costura.
Bueno, pero ya estoy en mi nueva casita, pisito de solterita, en el que para cocinar he de ponerme de perfil, porque está diseñado para comer fuera de casa. Me ha traicionado el inconsciente individual, el inconsciente colectivo todavía no sé por dónde anda, estoy esperando que venga a rescatarme, a ver si nos vamos a tomar unas cañas.
Estoy chocada, os lo aseguro, esta vez no me he chocado con el coche, os lo juro, lo que quiero decir es que estoy en estado de shock no traumático, lo de poder andar sin tener que darle al volante y al intermitente para ir a la derecha o la izquierda me tiene bastante desconcertada, voy a ver si aparco en la terraza de este bar a tomar el sol un ratito.
Besos,
la felicidad existe a veces, el asombro muchas.