28 feb 2011

Maracas y sonajeros



No me toques la espalda con tus pectorales, que van a mugir las vacas. No me toques el lóbulo de la oreja con la punta de tu nariz, que van a balar los corderitos. No me toques el pelo con tu barba, que me van a llevar al manicomio. Yo te toco el sonajero y tú me tocas las maracas. Los dos tocamos aires saharianos, pero no te me derritas todavía, por favor, sigue hasta que mis ojos se vuelvan a hacer de hielo.
No me mires con cara de seno ni coseno, que se me resbala la tangente. No te escondas en esa esquina de sombra de pino si no piensas raptarme para meterme debajo de él. Yo te llevo al huerto a recoger tomates y tú me llevas a la pocilga a jugar con los cerditos.
Déjame que te arrastre los dientes por tu lengua para ver si vuelve a salir esa música de suspiros cursis. Vamos a oscilar como péndulos en un campo sin gravedad. Pero déjame que respire tres veces antes de que cante el gallo.
Toma, te regalo mi mano. Mañana me la devuelves.

11 comentarios:

  1. Desde luego hay que descubrirse ante esa forma de llevarnos a todos al huerto.
    Insisto: eres única.
    Un beso

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  2. Lo leí en TR. Magnífico. Hacía tiempo que no disfrutaba tanto leyendo.

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  3. Gracias,ya he estado pidiendo a la puerta de una iglesia para invitaros a una fiesta. Tocamos a una aceituna por barba o bigote.

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  4. Ten cuidado a quién das la mano que hay mucho sinvergüenza suelto.

    Te la ha devuelto?

    Besos cautos.

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  5. Las Iglesias ya no son lo que eran antes (gracias a Dios...)

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  6. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  7. ma gustao, y a mí no me gusta casi nada.

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  8. Gracias javiguerrero. A mí me gustan tus vídeos "solidaridad hemipléjica" y "Tendales"

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